El cambio de bañera por plato de ducha encabeza la lista de las reformas más solicitadas en una vivienda. Son muchas las ventajas que justifican este cambio y hace tiempo que el diseño ha dejado de ser una excusa para no hacerlo, ¿o no has visto lo preciosas que pueden ser las mamparas y los platos de ducha?

Para empezar, tener una bañera no implica que esta vaya a utilizarse para tal fin. La mayoría de las personas que tienen un baño con bañera, la utilizan casi en su totalidad como si de una ducha se tratara y muy pocas con el fin para el que está creada: un baño. El ritmo frenético de la sociedad y el ahorro energético son solo dos motivos de esta situación.

Entonces, ¿de qué sirve tener una bañera si no la utilizamos como tal? Además de las ya mencionadas, un plato de ducha tiene infinidad de ventajas, las dos claves a continuación:

  • Amplía tanto el espacio como la sensación de amplitud del baño. Los platos de ducha tienen unas dimensiones menores y las mamparas son correderas y de cristal.
  • Mejora la accesibilidad. Todo el mundo puede entrar fácilmente en una ducha, sin embargo, las personas mayores o aquellas que tienen falta de movilidad se las ven y se las desean para entrar en una bañera, mucho más alta.

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